CIECEM – CENTRO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS Y CONVENCIONES ECOLOGICAS  Y MEDIOAMBIENTALES  DE ANDALUCÍA –– ESPACIO NATURAL DE DOÑANA

Ficha técnica

Arquitectos Proyecto y Dirección Alejandro Navarro Merino
Gianna Mossenta Martín
Felipe Nogal Bravo
Situación Parque Dunar de Matalascañas
Espacio natural de Doñana
Municipio de Almonte – Huelva
Cliente Universidad de Huelva
Colaboradores en fase de Proyecto Euring ingenieros (instalaciones)
Colaboradores en fase de Obra Ángel Hernández Ing. Caminos (estructura)
J. María Fernández Álvarez Ing. Caminos (estructura)
Empresa Constructora A.C.S. Proyectos, Obras y Construcciones S.A
Técnico en Obra Antero Gallego-Casilda Martínez
Asistencia Técnica Obra Empresa de Gestión Medioambiental de Andalucía, S.A (EGMASA)
Maquetas y fotografías Navarro-Mossenta-Nogal Arquitectos S.L
Fernando Alda
Fecha de Concurso de Ideas Junio 1998
Fecha de Proyecto Octubre 1998
Fecha de comienzo de las obras Marzo 1999
Fecha de fin de obra Octubre 2000
Superficie construida 2800 m²

RESUMEN
(LEMA CONCURSO DE IDEAS: AGER-SALTUS)

Los edificios se levantan al pié de las dunas.

Un vértice natural en las rutas hacia Huelva; en el límite entre pinar y monte bajo.

Formalizan dos cajas diferenciadas por sus contenidos, aspecto y materiales; en ambos su doble piel ventilada, interior y exterior, discurre en paralelo en un trazado no siempre coincidente; procuran la transparencia y la permeabilidad a la luz y al aire cerrando las mallas estructurales de exacta modulación y gran racionalidad en dos volúmenes breves. Se aproximan para explicar una vocación común, divergen para abrirse a la brisa procedente del mar.

FORMALIZACIÓN DE LA IDEA ARQUITECTONICA 

En el límite entre el “ager” y el “saltus”, al pie de las dunas, se levantan los edificios del CIECEM, siguiendo el borde de los caminos preexistentes a los que abre sus fachadas; junto al bosque de pinos, a los que abraza.

El edificio define, así, una posición estratégica formalizando un vértice natural donde confluyen las rutas tradicionales hacia Huelva. Cerca de la carretera y abierto a lo que en el futuro se propone como el gran eje/paseo del Parque Dunar, sobre el antiguo camino – cortafuegos procedente de Matalascañas.

Deliberadamente las piezas se retranquean respecto a esta franja agreste y sin vegetación, giran su posición y la relación entre ellas se hace menos rígida. No se trata de una fachada urbana, por el contrario, buscan el bosque que les rodea, se asientan relajadamente como dos piezas semi autónomas, y quieren protegerse bajo la sombra de los pinos para integrarse mejor en el entorno al que sirven de cabecera y remate.

El acceso serpentea ligeramente entre los árboles, a través de los cuales se vislumbran las construcciones. Estas se recogen, al Norte, para formalizar un espacio abierto de recepción, ligeramente elevado y que tiene asociados los aparcamientos en una posición lateralizada, tras los muros, más baja y discreta.

Hacia el Sur divergen, dejando entre ellas una zona estancial grata y amena, a modo de patio-jardín abierto hacia la brisa costera del Suroeste. El bosque penetra aquí y los árboles de copa perenne la protegen, invitando al encuentro sosegado y fructífero de investigadores, docentes y estudiantes.

Las dos cajas pautan esta secuencia del paisaje preexistente, consolidando la posición de vértice del pinar, sin prejuzgar su continuidad, pero definiendo una etapa, en el devenir del lugar.

Las cajas tienen un carácter dual, diferenciadas por sus contenidos, por su aspecto y materiales, por su doble piel, interior y exterior, en paralelo, no siempre coincidentes. Cajas dentro de las cajas, madera y vidrio sobre una malla estructural metálica de acero galvanizado, de escueta modulación y gran racionalidad.

Ambos volúmenes son breves y procuran la transparencia y la permeabilidad a la luz y al aire, aunque de manera distinta. 

El edificio dedicado a los servicios y docencia ranura la madera hacia el sur, desplegando una inmensa celosía descolgada de la cubierta, como parasol de los movimientos de luces y sombras del pinar.

El cerramiento de cristal de las distintas dependencias se repliega hacia el interior dejando que el paisaje se adentre desde la franja inferior, extendiendo su plataforma más allá de su perímetro, formalizando un espacio de galería – veranda – claustro que se prolonga en la pieza de unión con el edificio de los laboratorios. La madera evoca un cierto carácter introspectivo e incluso doméstico de la construcción, y a la vez una vocación de mimetización con el entorno, el “saltus”, la geometría de las frías aristas habla del “ager”. 

Se ha utilizado madera de pino rojo tanalizada para los elementos verticales e iroko para los pavimentos de la galería exterior.

Los huecos procuran la integración con los materiales de cerramiento, así en la fachada Este del edificio, una de las “fronteras” del conjunto, las contraventanas de accionamiento automático y eje horizontal se cierran sin que detectemos la posición original de las ventanas ofreciendo la absoluta continuidad de la caja de madera, regulando la opacidad del paño de fachada.

La piel es translúcida y también continua en los laboratorios, el vidrio colado u-glass recubre enteramente las fachadas longitudinales exteriores y de patio, manifiesta la diafanidad y la unidad del contenedor, dejando entrever la casuística de los contenidos.

En el interior se conjugan los elementos opacos, bloque más cartón-yeso, con los transparentes, también de u-glass, dejando una amplia cámara por la que discurre y se hace visible la estructura, proporcionando además, mejores condiciones de aislamiento y confort. Las piezas practicables se insertan en este juego interior-exterior de elementos opacos y translúcidos, entendidos de alguna manera al modo tradicional, de ventanas, ocasionando jambas de profundidad equivalente a la separación entre ambas pieles, sirviendo de puente y relación entre ellas.

Se trata de una fachada ventilada, con aislamiento fijado al bloque por su cara exterior, en la que el vidrio colado deja ver la lana de roca, revestida con velo transparente para mejorar su percepción y conservación.

Las cajas se abren cautelosamente a la luz en las cubiertas, por depresión de algunos paños horizontales, como en el lucernario del vestíbulo principal o el patio de la biblioteca, en el edificio docente. Debido a su orientación los acristalamientos llevan alternativamente a sus interiores la luz fría del Norte, acompañada de los reflejos cálidos del Sur.

En los laboratorios, una gran “falla” longitudinal introduce una sección en “u”, de iluminación y patio en planta alta.

Dada la ubicación del edificio en un medio natural como éste, se ha procurado el menor impacto visual y sobre todo de ruido de las instalaciones. Así los importantes equipos de climatización se llevaron junto al resto de instalaciones bajo rasante en planta técnica.

La pequeña dotación para estacionamiento de vehículos se cierra mediante algunos muros de hormigón y una empalizada de piezas de madera de sección cuadrada separadas entre sí para permitir cierta visión de los edificios y el movimiento de aire.

La caseta de gases, necesariamente exterior, se integró dentro de este sistema de cierre.

Para el camino de acceso y las áreas de aparcamiento se empleó un pavimento continuo, coloreado en tonos albero.

La orientación N-S del edificio docente y su significación medioambiental llevaron al aprovechamiento de su cubierta como terraza fotovoltaica con capacidad de generación de 24 kw en una cuidada instalación que no altera la fisonomía del conjunto.